domingo, 1 de mayo de 2016

Abrí la puerta, no habia nadie pensé que el que toco, tal vez ya se había ido, así que me senté nuevamente en mi cómodo sofá con una taza de té. Era domingo por la tarde ya no me quedaban cosas por hacer así que decidí que no haría más hasta que acabe el día o al menos eso pensé yo. Volvieron a tocar la puerta, está vez sali más rápido que de costumbre y justo lo que pensé ahí estaba parado mirándome con sus imponentes ojos verdes, su ca ello alborotado por la brisa supongo y su piel tan bronceada como de costumbre